Arqueoastronomía de los antiguos nabateos en Petra
La adoración del Sol y la alineación de monumentos según su recorrido anual eran prácticas comunes en el mundo antiguo. Pruebas de esta devoción se encuentran en la arquitectura sagrada a lo largo de siglos y continentes. El Sol, fuente crucial de vida y luz, era venerado en diversas manifestaciones divinas como Ra, Apolo, Huitzilopochtli e Inti. En la antigua ciudad de Petra, el dios Sol era conocido como Dushara. Los asentamientos alrededor de Petra florecieron durante casi un milenio como un dinámico centro de caravanas entre el Mar Rojo y el Mar Muerto. Construida por los nabateos, una tribu árabe nómada, Petra se erigió en un terreno montañoso, dominando un paisaje árido y escaso en recursos naturales. Su conocimiento avanzado y rica cultura se reflejan en el magnífico arte y arquitectura colorida de esta notable ciudad.
Petra alberga más de 3,000 templos, tumbas y monumentos, junto con miles de cuevas talladas en la roca arenisca. Sorprendentemente, hasta la fecha solo se ha descubierto el 15 por ciento de esta legendaria ciudad. Técnicas de investigación avanzadas han permitido a los arqueoastrónomos redescubrir el profundo conocimiento astronómico de los nabateos y su devoción a las deidades celestiales. Este conocimiento se aplicó no solo en el diseño y construcción de Petra, sino también en otras ciudades de su extenso Reino Nabateo.
Utilizando diagramas de horizontes generados por Sistemas de Información Geográfica (SIG), han demostrado que muchos edificios y santuarios fueron deliberadamente orientados hacia posiciones significativas del sol. Los científicos han analizado 50 recintos sagrados en toda la ciudad, encontrando que numerosos edificios y santuarios muestran alineaciones con cuerpos astrales, especialmente con el Sol y la Luna. Se estima que el 70 por ciento de las estructuras de Petra están alineadas específicamente con el Sol en los días de solsticios y equinoccios, según un exhaustivo estudio realizado por el arqueólogo Juan Antonio Belmonte y sus colegas.
Petra, situada en el árido desierto del sur de Jordania, se convirtió en un oasis vital para las caravanas que transitaban las rutas de las especias entre centros comerciales clave. Esta ciudad nabatea, en la frontera del mundo helenístico, floreció gracias a los recursos y la riqueza provenientes de comerciantes de la India y el lejano Oriente, prosperando como centro comercial durante más de cinco siglos. Los artesanos de Petra, expertos en gestión del agua, aseguraron abundantes suministros para residentes y viajeros, haciendo de la ciudad un punto estratégico para el comercio exitoso.
Las caravanas transportaban sedas finas, alfombras y especias preciosas como incienso y mirra por sus calles rojizas, donde los viajeros descansaban, compraban alimentos y abastecimientos, y pagaban tarifas. Desde el siglo I a.C. hasta el 104 d.C., los nabateos controlaron estas rutas comerciales hasta que el emperador Trajano integró Petra a la provincia romana de Arabia. Roma buscaba participar de sus beneficios mientras Petra necesitaba la protección romana en sus vulnerables caminos desérticos.
Para asegurar las rutas contra las tribus nómadas, los romanos construyeron campamentos y trazaron la carretera Traiana, facilitando el comercio seguro desde el Mar Rojo al Mediterráneo. Aunque un terremoto devastó Petra en el 363 d.C., dañando sus estructuras e infraestructura de agua, la ciudad persistió hasta la Antigüedad tardía.
Historia de Petra
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