El Banquete de Castañas: La Orgía Vaticana que Sacudió el Poder
El 30 de octubre de 1501, en el majestuoso palacio del cardenal César Borgia, tuvo lugar una de las celebraciones más controvertidas y discutidas de la historia renacentista: el célebre Banquete de las Castañas. Esta extravagante reunión, organizada bajo la dirección de los Borgia, una familia tan influyente como infame, simbolizó el exceso y el hedonismo que muchos asociaban con su nombre. Entre los asistentes al evento destacó el propio Papa Alejandro VI, padre de César, quien no solo permitió la realización de esta fiesta, sino que, según algunos relatos, también formó parte activa de la misma.
La velada combinó opulencia, placer y escándalo en un ambiente que superó incluso los límites de lo tolerable en la Roma del Renacimiento, conocida ya por sus lujos desmedidos y sus valores moralmente ambiguos. Se dice que la noche estuvo marcada por un banquete exuberante, animado con música, baile y la presencia de las cortesanas más exclusivas de Roma, conocidas como las cortigiana. Estas mujeres no solo actuaban como anfitrionas, sino que también protagonizaron los momentos más polémicos de la velada.
En algún punto avanzado de la noche, las cortesanas comenzaron a recoger castañas que habían sido arrojadas al suelo por los invitados. Según el relato del maestro de ceremonias del Vaticano, Johann Burchard, este acto simbólico de sumisión pronto derivó en actividades de carácter sexual. Los asistentes, muchos de ellos miembros del clero, fueron presuntamente alentados a participar en competiciones de resistencia sexual, donde la virilidad masculina era celebrada como una muestra de poder y prestigio. Aunque estos relatos han sido interpretados como prueba de la indulgencia extrema de la época, algunos historiadores los ven como exageraciones fabricadas por detractores de los Borgia.
Mientras que para algunos el Banquete de las Castañas es una muestra indiscutible de la decadencia moral de los Borgia, otros argumentan que los detalles más escabrosos podrían haber sido parte de una campaña difamatoria. Las descripciones de Johann Burchard, aunque vívidas y explícitas, no están exentas de controversia, ya que el cronista era conocido por su animadversión hacia el Papa Alejandro VI. A pesar de las dudas, su relato ha dejado una marca indeleble en la percepción histórica de este evento y de la familia Borgia en general.

La dualidad de la narrativa histórica
El relato más icónico sobre el Banquete de las Castañas proviene del diario de Johann Burchard, maestro de ceremonias del Vaticano, quien documentó con minuciosidad lo que, según él, ocurrió aquella polémica noche. En su registro, Burchard describe cómo las cortesanas, inicialmente encargadas de animar la velada con sus danzas y habilidades como anfitrionas, acabaron despojándose de sus vestiduras a medida que avanzaba la celebración. Según su relato, estas mujeres participaron en juegos eróticos en los que los clérigos asistentes lanzaban castañas al suelo para que las recogieran en un gesto de provocación. Posteriormente, según Burchard, tuvieron lugar competencias sexuales que premiaban la resistencia y desempeño de los participantes, exaltando la virilidad como un símbolo de prestigio.
No obstante, la figura de Burchard y la veracidad de sus escritos han sido objeto de un intenso escrutinio. Su conocida hostilidad hacia los Borgia y sus estrechos vínculos con facciones rivales sugieren que su descripción del banquete podría haber sido manipulada con fines difamatorios. A pesar de la naturaleza gráfica y detallada de su relato, existen otras versiones de los acontecimientos que ofrecen una visión menos escandalosa.
