El armadillo gigante proporciona evidencia de la existencia de humanos en América del Sur hace 20.000 años
Un reciente estudio revela que los humanos antiguos pudieron haber cazado y consumido una criatura gigante parecida a un armadillo en lo que hoy es Argentina hace aproximadamente 20,000 años. Este hallazgo se suma a una creciente serie de evidencias que sugieren que la colonización de las Américas por parte de los humanos ocurrió mucho antes de lo que se pensaba previamente.
El estudio, publicado en la revista PLOS One, detalla la identificación de marcas de corte en restos fósiles de un gliptodonte conocido como Neosclerocalyptus, un pariente extinto del armadillo gigante. Estos huesos, encontrados en la región pampeana de Argentina, representan uno de los primeros ejemplos conocidos de interacción entre humanos y megafauna en América del Sur.
Los gliptodontes, como el Neosclerocalyptus, estaban cubiertos por un caparazón protectivo formado por placas óseas denominadas osteodermos, similares a las de una tortuga. A diferencia de los armadillos modernos, los gliptodontes podían alcanzar tamaños comparables al de un coche pequeño. Neosclerocalyptus tenía una estructura robusta y una cola acorazada que podría haber servido para defenderse de los depredadores. Estos mamíferos herbívoros prosperaron en diversos ambientes, desde pastizales hasta bosques, hasta su extinción hace unos 10,000 años.
Comprendiendo a nuestros antepasados
El estudio se centró en un esqueleto incompleto encontrado en las orillas del río Reconquista, cerca de Buenos Aires. El esqueleto incluía partes de la pelvis, la cola y un segmento del caparazón del animal. La datación por carbono del hueso pélvico sitúa su antigüedad entre 21,090 y 20,811 años, lo que concuerda con la edad geológica del sedimento circundante.
Para determinar si las marcas de corte eran obra de humanos, los investigadores realizaron fotografías y escaneos 3D de los huesos. Se observaron marcas en forma de V, características de cortes con herramientas de piedra. En total, se identificaron 32 marcas de corte. El análisis estadístico confirmó que estas marcas eran intencionales y realizadas por humanos con herramientas.
“El *Neosclerocalyptus* está estrechamente relacionado con los armadillos actuales”, comentó el coautor del estudio, Miguel Delgado, investigador en la Universidad Nacional de La Plata. Delgado explicó que el ejemplar encontrado pertenecía a una de las especies más pequeñas de gliptodontes, con un peso aproximado de 300 kilogramos (660 libras) y una longitud de 180 centímetros (casi 6 pies), incluyendo la cola. Estos animales son conocidos por sus escamas blindadas y su capacidad para enrollarse en una bola cuando se sienten amenazados.
Los investigadores descartaron otras posibles explicaciones para las marcas, como los dientes de carnívoros, que generalmente dejan marcas en forma de U, y la erosión natural, dado que el cuerpo del animal probablemente fue enterrado poco después de su muerte, protegiéndolo de la degradación ambiental y de los carroñeros.
Las marcas de corte en el esqueleto sugieren una secuencia de matanza, indicando que los humanos antiguos probablemente recolectaron una cantidad significativa de carne de la pelvis y la cola del gliptodonte gigante. “Las marcas de corte no se distribuyeron al azar, sino que se concentraron en las partes del esqueleto que contenían grandes masas musculares, como la pelvis y la cola”, añadió Delgado.
Durante el Pleistoceno tardío (hace 129,000 a 11,700 años), la Tierra estaba cubierta por capas de hielo y glaciares, especialmente durante el Último Máximo Glacial, hace aproximadamente 26,000 a 20,000 años. Inicialmente, se pensaba que los primeros humanos llegaron a América cruzando un puente terrestre desde Siberia a Alaska hace unos 13,000 años. Sin embargo, recientes hallazgos arqueológicos en América del Norte y del Sur sugieren que los humanos pudieron haber llegado mucho antes.
Junto con tres huesos de perezosos gigantes perforados encontrados en Brasil el año pasado, que los arqueólogos creen que fueron utilizados como colgantes hace entre 25,000 y 27,000 años, el hallazgo de los huesos de gliptodonte masacrado indica que la presencia humana en América del Sur se remonta a un período sorprendentemente anterior. Estos descubrimientos están reformando nuestra comprensión de la migración humana temprana y la interacción con la megafauna en el continente.
Este estudio no solo destaca las primeras interacciones entre humanos y megafauna, sino que también retrocede el marco cronológico de la presencia humana en América del Sur en casi 6,000 años respecto a los sitios previamente conocidos. Los autores esperan que estudios futuros fortalezcan el vínculo entre los huesos fósiles con marcas de corte y el registro arqueológico.
“Hasta hace poco, se creía que los humanos llegaron al continente hace unos 16,000 años. Nuestros resultados, junto con otras evidencias, sugieren que la entrada humana al continente americano ocurrió entre hace 21,000 y 25,000 años o incluso antes”, concluye Delgado.
Autor Antonio Chrad
Imagen de portada: Huesos de armadillo gigante, algunos de los cuales muestran signos de carnicería. (UNLP)