Pan: Entre cuernos y pasiones no correspondidas
El espléndido Pan, reconocido como el dios de los paisajes bucólicos, los pastores y los cazadores según la poética descripción de Milton, surge como la deidad griega que preside los bosques y los campos. En sus orígenes, Pan ostenta el título de dios pastoral de Arcadia, presentándose como una figura salvaje con cuernos y pezuñas de cabra, cuya morada se ubicaba en las montañas y bosques de la antigua Grecia.
La representación de Pan ha evolucionado a lo largo del tiempo, manifestándose en una diversidad de formas artísticas. En las primitivas imágenes de cerámica griega, aproximadamente en el año 500 a.C., se le retrataba como una cabra erguida sobre sus patas traseras. Con el transcurso del tiempo, en expresiones artísticas posteriores, Pan adquiere una forma más antropomórfica con la parte superior del cuerpo y la cabeza humanas, aunque aún conserva sus distintivos cuernos de cabra. Suele encontrarse en la compañía de ménades y sátiros, otorgándole un carácter místico y cautivador.
Paradojas divinas: Desentrañando el mito de pan
La figura del dios Pan experimentó un notable aumento en popularidad durante el siglo IV a.C., especialmente al ser destacado en el reverso de las monedas emitidas para la Liga Arcadia. En esta época, se le vinculó con el pánico que podía propagarse entre los soldados en medio del estruendo de la batalla. En el contexto de la era romana, Pan adquirió la consideración de ser el representante del paganismo y la personificación de la naturaleza en su totalidad.
Alrededor del año 300 d.C., Pan fue sometido a un proceso de demonización que perduró hasta que, en el mundo occidental, las imágenes de Pan se asociaron ampliamente con la figura del diablo. Tras la emisión del Credo Niceno por el Concilio de Nicea y el establecimiento de la Iglesia Católica Romana en el 325 EC, los teólogos cristianos, liderados por Eusebio, transformaron a Pan de un dios de la naturaleza benigna a una personificación de Satanás.